Cuando planeamos este viaje tenía claro que uno de los MUST iba a ser pasar un día en un auténtico Rancho americano. Los caballos han sido siempre una de mis mayores pasiones y poder montar en Estados Unidos al más puro estilo americano era algo en lo que siempre había soñado. Si buscáis un poco en internet encontraréis mil sitios en los que poder realizar excursiones a caballo en la zona pero si os tengo que ser sincera no quería acabar en el típico sitio en el que se hace una excursión en grupos de 10 o más personas y en la que se va en fila. Para que me entendáis, no quería ir a una típica "atracción turística" a caballo.
Yo quería vivirlo de un modo distinto, algo que no fuera solo para turistas y debo decir que tras buscar y buscar encontré el sitio ideal. Si lo que buscáis es una auténtica experiencia os recomiendo Sandy Valley Ranch. Pero vayamos por partes...
El séptimo día del viaje amanecíamos en la suite del Caesar's Palace después de haber dormido apenas 4 horas. Nos levantamos, nos vestimos y bajamos a la recepción a por un café y algo para comer. Nos lo subimos todo a la habitación - teníamos un salon para desayunar así que había que aprovecharlo -. Recogimos todas nuestras cosas y fuimos en busca del coche. Para llegar al parking teníamos que pasar por el casino así que decidimos jugar un par de dólares en la slot machine pero no tuvimos mucha suerte.
Como la noche anterior nos habíamos encontrado el Hard Rock cerrado y teníamos que comprar un par de regalos allí decidimos pasar con el coche antes de poner rumbo hacia el famoso letrero de "Welcome to Fabulous Las Vegas". El cartel se encuentra en 5100 Las Vegas Blvd South, Paradise Valley, NV 89119 y hay un pequeño parking donde poder dejar el coche. Cuando digo pequeño es PEQUEÑO, habrá sitio para unos 10 coches y hay muchísima gente así que lo mejor es que si tenéis tiempo lleguéis andando. Delante del letrero se había creado una cola de gente que esperaba para poder hacerse la foto con el cartel detrás. Como nosotros habíamos dejado mal aparcado el coche teníamos mucha prisa así que nos la hicimos desde un lateral (es una buena opción si tenéis prisa).
Después de hacernos la foto pusimos rumbo a Sandy Valley, un pequeño pueblo a 45 minutos de Las Vegas. Allí se encontraba el Sandy Valley Ranch donde habíamos reservado a las 12 para poder montar a caballo por el desierto como auténticos cowboys.
Al llegar allí una chica muy amable nos llevo a una sala donde teníamos que firmar unos papeles y luego nos dejo escoger una bandana de entre 10 colores. Andrea cogió la azul y yo opté por la roja.
Pocos minutos después llego un chico muy simpático - Luis si no recuerdo mal - que nos llevó a conocer a nuestros caballos. Empezamos hablando en inglés pero al poco rato nos preguntó de donde éramos y al decirle que yo era de Barcelona empezó a hablar español ya que él era mejicano. Eso hizo que la salida por el desierto fuera mucho más fácil para todos ya que no teníamos que hacer esfuerzos para entender el americano cerrado que tienen algunos por esas zonas.
Mi caballo se llamaba Tequila y el de Andrea Apache así que nos subimos a nuestros compañeros de "viaje" y pusimos rumbo al desierto de alrededor del rancho. Una de las mejores cosas de este sitio es que no se trata del típico sitio en el que tienes que ir en fila uno detrás de otro sino que tienes la libertad de ir todos juntos, hablando y pasando un buen rato encima del caballo. - Evidentemente también depende del nivel de cada uno -.
Cuando quedaban 5 minutos para llegar al rancho empezamos a ver unos rayos a lo lejos en las montañas y cuando ya casi habíamos llegado al establo empezaron a caer 4 gotas que se convirtieron en lluvia fuerte e intensa cuando ya estábamos a cubierto ¡qué suerte tuvimos! Aunque aún y así nos mojamos muchísimo en el trozo que había que caminar hasta llegar a la sala donde íbamos a comer una maravillosa hamburguesa casera con productos de allí mismo.
Al terminar de comer había dejado de llover tan fuerte - aunque seguiamos sorprendidos de cómo puede llegar a llover en el desierto - así que decidimos poner rumbo hacia Victorville, el pueblo donde íbamos a pasar la noche a mitad de camino hacia San Diego.
Llegamos relativamente pronto en comparación con el resto de días y decidimos que sería una buena oportunidad para poder comer en algún sitio local y no en una cadena fast food. La intención era buena pero Victorville no ayudó, ¡no había NADA! Aunque no era lo que queríamos, terminamos en una cadena de comida rápida comiéndonos una ensalada.
En Victorville dormimos en un motel llamado Red Roof Inn y evidentemente después de haber pasado la noche en la suite de Caesar's Palace me pareció una habitación un poco pobre, no podíamos evitar comparar :)
No hay comentarios:
Publicar un comentario