Con los e-mails se ha perdido una de las tradiciones más bonitas de este mundo, enviar y recibir cartas. Yo decidí que no quería perderlo y cogí papel y boli y le escribí a una de mis más preciadas amigas que vive en la otra punta del mundo, en Australia.
Creo que uno de los momentos más bonitos no es solo el instante en que te pones a escribir, quizá para mí, el mejor momento es cuando sabes que la otra persona acaba de recibirla inesperadamente.
Hoy me ha sucedido a mi, sin esperarlo he encontrado un paquete en mi buzón proveniente de Australia. ¡Qué ilusión!
Mi amiga Renita, aunque con un poco de retraso, por fin ha encontrado un hueco en el que responder mi carta y ha aprovechado para mandarme unos regalos por mi pasado cumpleaños (en julio).
Ahora me toca responder a mí. Espero encontrar el tiempo necesario cuanto antes para poder sorprenderla a ella esta vez.
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